viernes, 7 de septiembre de 2012

Diario de una acosadora: Capítulo 2.


Capítulo 2: Escritor amateur (o eso creo)

Curiosamente, el otro día, después de volver de la universidad cogiendo el autobús de Pío (el mismo que cogí en el Capítulo 1 de esta sección), me senté en uno de los asientos que están colocados al revés por ser el único asiento libre tras varios inconvenientes:
1-. Los asientos que van al revés quiere decir que van en dirección opuesta al recorrido = Mareo para mí.
2-.Era un sitio de ventanilla lo que significa molestar a tres personas: Los de los asientos bien colocados delante y el que ha decidido coger pasillo en vez de ventanilla.
3-. El hombre que decidió coger pasillo tiene su mochila en mi nuevo asiento, así que estoy de pie un instante extraño rodeada de tres personas (habréis vivido eso).
La cosa es, que una vez sentada, y a punto de terminar de leer Tokio Style (necesitaba descansar de los apuntes), me empiezo a marear, como siempre la mezcla, autobús-leer no funciona, y mucho menos si vas al revés. Por lo que me acomodo sintiendo el fresquito de la ventana. Y ahí es cuando veo que está haciendo el hombre que ha decidido coger pasillo en vez de ventanilla. ¿Y qué está haciendo el buen señor? Escribir. Durante un instante me planteo no cotillearle, por aquello de que a una servidora SIEMPRE le cotillean cuando está escribiendo, a veces de forma descarada. Sin embargo (además que si no esta bonita sección no podría llamarse “Diario de una acosadora”), durante un instante siento una breve sensación de empatía (¡yo también lo hago!) y leo por encima: Descubriendo que hay ¡Hip hurra!, piedras mágicas y tripulaciones. Decido dejarle en paz mientras yo me aduermo de nuevo contra la ventana y él corrige la página una y otra vez. A lo mejor un día consigue publicar algo.

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