jueves, 10 de mayo de 2012

Vomitando arcoíris


Una empieza a ver que el tiempo pasa y se echa encima, como un monstruo que busca matar tu existencia antes de que te des cuenta de ello.

He tenido muchos pasatiempos desde que tengo consciencia de los mismos. A los cinco años escribí una historia sobre ir a Disneyworld (las series de los 80-90 afectaron mucho a mi manera de ver el mundo) y desde entonces descubrí algo maravilloso: Me gustaba escribir.
Me gustaba escribir historias, cartas, en el diario, frases al azar... Las letras se formaban en mi cabeza y con ellas se abría un mundo que no era el mío pero que era mejor que en el que yo vivía.
Y desde entonces el papel se convirtió en mi mejor amigo y aliado, historias y sueños se forjaban en una cabecita que se iba madurando.

Hasta que hace menos de un año empecé a tener problemas en la mano derecha, ésta debido a lo que más tarde se supo que era estrés según el médico, dejó de escribir ¿por qué? Porque me dolía, se me quedaba dormida cuando menos me lo esperaba y en veinte minutos tenía que dejar lo que estaba escribiendo porque el dolor subía por el brazo. Adiós.
¿A qué afectó todo esto? A mucho, afecto a las clases, pues me es muy difícil coger apuntes y los exámenes tardo más de costumbre o tengo calambres durante días. Pero sobre todo afectó a mi mayor entretenimiento: escribir.

Por lo que me planteé dejar de escribir ¿Qué más daba? ¿Por qué iba a continuar con ello si no iba a servir para nada? Mis textos eran malos, incluso mediocres y no necesitaba seguir con ellos pues no iban a servir para nada más.

¿Y por qué estáis leyendo esto? Bien, estaba dando una vuelta leyendo webcómics en Subcultura y caí con una de esas entradas en las que se discutía si un webcómic se debía de borrar o no si no se iba a continuar o si no se sabía o si no se consideraba bueno. Y rápidamente me vino un recuerdo reciente a la cabeza, el otro día me llegó un mensaje al hotmail, era una notificación de Fanfiction en la que me agradecían mi historia con una buena ortografía (no con un "me gusto tu ihstoria escribe + porfa") y en un parrafito. Tanto que se podía leer la frase: Felicidades, me arrancaste una lágrima. No es una historia buena, ni si quiera es decente y me da bastante vergüenza pero me hizo sonreír, una de esas sonrisas tontas que a veces tiran de la fuerza con la que se hacen.

Me gustan las críticas, contestaba a cada mensaje de Fanfiction animada por estas críticas (negativas y positivas) y las subí ahí con el mismo motivo por el que me hice un blog, igual que hice todas las tonterías que he hecho a lo largo de estos años en Internet, porque quería compartirlo. ¿Por qué? Por dos razones: La primera, en un momento determinado le puse sentimiento a lo que hacía, la segunda quería mejorar y para lograrlo sin duda los demás son un buen principio

Bien, a pesar del problema de la mano he intentado seguir escribiendo (sobre todo con este maravilloso portátil cortesía de papá y mamá -hemos descubierto que nuestra hija escribe porque este año ha recibido siete cuadernos por su cumpleaños/Navidad-) y aunque me haya muerto de vergüenza al releer el pasado en Internet (con sus faltas, tanto ortográficas como de expresión, y sus niñerías), me siento orgullosa de no haberlo eliminado, está ahí y es bueno. Porque hubo una vez que pensé que lo era. También de haber seguido escribiendo sin pensar en las consecuencias.
Y si ahora estáis vomitando arcoíris no os preocupéis, es porque soy demasiado edulcorada con según qué cosas. ¿Debería dejar de hacerlo? Nah...