¬¬ Odio que me ocurran cosas en los trenes.

Hace unas semanas pasé uno de los peores momentos de mi vida. O por lo menos uno de los ratos más desagradables.
Un niño jugaba con una pelota en el andén, lo suficientemente lejos como para que no hubiera peligro. Lástima que con los niños siempre haya peligro.
Los padres bajaron la guardia un segundo, el mismo segundo que aprovechó la pelota para desviarse de su camino y dirigirse directamente hacía las vías del tren, el mismo segundo que utilizó el pequeño para correr detrás de ella sin que ninguno de los adultos que le custodiaban, se percataran de ello.
Pero yo si me fijé.
Todo pasó como en una pesadilla espantosa, en la que yo quería gritar : "¡Eh¡ ¡Qué alguien coja al niño! ¿No veis hacía donde va?" Pero no lo pude hacer, me pasó lo mismo que el día que el BMW azul atropelló a mi hermana, me quedé gilipollas mirando la escena, todo pasaba deprisa pero yo lo veía a cámara lenta. Intenté mover mis piernas sin resultado, mas habría dado exactamente igual, estaba demasiado lejos como para hacer nada.
El sonido del tren acercarse hizo que mi estómago diera un vuelco.
Me sentía impotente, había regresado a la edad de 7 años tenía unas cintas VHS encima y miraba sin poder hacer nada como un coche azul conducido por una mujer rubia se llevaba por delante a mi hermana.
Esa vez sólo pude mirar.
Con lo del tren igual.
El problema es que estaba segura de que el niño no iba a correr la misma suerte que mi hermana, si el tren pasaba por encima suya no creo que terminara ileso.
Y tampoco iba a poder desahogarme gritando "hijo de puta" al conductor, no, él no tendría la culpa.
La pelota se paró justo al borde del andén, alguien gritó "No, no, no", pero yo no sabía exactamente quien. Daba igual.
El niño recogió la pelota.
El padre (o adulto masculino que le acompañaba) recogió al niño.
El tren pasó.
Yo suspiré.
Varias personas suspiraron al mismo tiempo que yo.
Yo que siempre había manifestado mi atracción a las vías del tren cuando estaba nerviosa maldecí por haberlo hecho alguna vez.
Que nerviosa me puso el puto crío.
Hoy de camino a Príncipe Pío he vuelto a verle en la misma estación, en Puerta del Sur. Iba leyendo a los Tommyknockers y llegaba tarde a la hora que había quedado con Alex y Marta, pero me alegró que ello significara ver al niño. Creo que por eso me he acordado de lo del otro día.
=.= siento escalofríos sólo de pensarlo.
¿Por qué los padres no vigilan mejor a sus hijos? O al menos pudieron haberle quitado la pelota para que no jugara en el tren con ella. ¿No saben que es peligroso?
¬¬ odio a los padres inútiles. Creo que por eso me gusta lo de ser educadora infantil.
Baka! ¬¬
Estoy cansada... Me voy a dormir.
¡Anda! ¡Qué tarde es!...
Tsk