lunes, 14 de marzo de 2011

Alicia

"El suelo estaba pegajoso, cada paso era corto y complicado, pero también era un paso más cerca del asiento.

Se sentó con dificultad. La americana, que muchas horas atrás le quedaba como un guante, ahora estaba sucia y olía como si alguien hubiera vomitado en ella. ¿Claudia? Sí, la preciosa muchacha de rizos castaños había bebido de más perdiendo todo su glamour de una sola vez estampándolo en su chaqueta. ¿O tal vez se llamaba Sofía? No, estaba seguro que Sofía era la morena de ojos azules que le había hecho la marca del cuello con sus labios. Puede que fuese Victoria, pero ésta se había ido indignada después de que él le dejara bien claro que estaba allí para jugar un rato y no para encontrar a la madre de sus hijos.

María, Inés, Lucía… Varios nombres rondaban por su cabeza.

De lo que sí estaba cien por cien seguro es que ninguna de ellas era Alicia, ni nunca lo sería.

Alicia, el solo hecho de pronunciar su nombre le evocaba a ella, rubia, de grandes ojos azules, sonrisa preciosa y cara de ángel. Perfecta hasta el mínimo detalle.

Alex no pudo seguir recordándola sin evitar que los ojos empezaran a llorarle, quizás había bebido demasiado, o demasiado poco, pero lo cierto es que quería haberse llevado a casa la borrachera de su vida y lo único que se llevaba era ropa sucia y un dolor de cabeza insoportable.

Y Alicia seguía allí, abarcando sus pensamientos, introduciéndose en sus sueños y matándole por dentro.

A pesar que el tren estaba vacío intentó no llorar, opinaba que ya era de por sí un espectáculo andante con aquellas pintas a esas horas un día entre semana, no quería además llorar como una niña de parvulario.

La megafonía del tren indicó la siguiente parada. Tras el frenazo y la apertura de puertas del vagón, una chica entró en él, no parecía la típica chica que saldría un miércoles de fiesta hasta la madrugada, si no más bien una estudiante de instituto perdida tras salir de la biblioteca. A Alex le recordaba a una compañera que había tenido en bachillerato con la que sólo habló una vez para pedirle dos euros que ya le devolvería cuando pudiese. Nunca lo hizo.

La chica a pesar de tener un gran número de asientos a su disposición se puso justo en el de al lado de Alex, que se acomodó en el suyo. Si tenía intención de robarle lo veía difícil, pues el tipo del bar ya lo había hecho antes por unas cuantas copas y lo único que llevaba de valor en aquel momento era el billete de tren."

Blublublublu...

3 comentarios:

Shakeb dijo...

Bonito fragmento :)

Me recuerda a una canción de Vetusta Morla:

"El corría, nunca le enseñaron a andar,
se fue tras luces pálidas.
Ella huía de espejismos y horas de más.
Aeropuertos. Unos vienen, otros se van,
igual que Alicia sin ciudad.

El valor para marcharse,
el miedo a llegar.

Llueve en el canal, la corriente enseña
el camino hacia el mar.
Todos duermen ya.

Dejarse llevar suena demasiado bien.
Jugar al azar,
nunca saber dónde puedes terminar...
o empezar.

Un instante mientras los turistas se van.
Un tren de madrugada
consiguió trazar
la frontera entre siempre o jamás."

Besos

tita hellen dijo...

Es tuyo? Mola!!

whianem dijo...

Es muy bonito, ¿piensas continuarlo? ¡Porque seguro que ahora iba algo guay! ^^