miércoles, 21 de abril de 2010

Tristeza


Cuando voy a casa de Aarón siempre me da pena mirar hacia una ventana.


En esa ventana suele haber un gato negro posado en el poyete que no deja de observar la casa, me hacia gracia mirarle porque pensaba qué hacía allí, como por ejemplo que a lo mejor olía a comida y por eso miraba hacia allí o porque simplemente era un lugar calentito y le apetecería vivir en ese hogar.

Sabía que no era su casa porque siempre estaba cerrada la ventana y en invierno no es normal dejar que tu gato se congele en la calle.




Un día caminando descubrimos el por qué de que el gato mirase a la ventana día tras día...

¡¡¡Al parecer en la casa vive un gato anaranjado!!!

Y ambos se esperan de vez en cuando.



Pd: Los dueños de la casa me caen mal.






1 comentario:

tita hellen dijo...

Amor gatuno... qué romántico :D