jueves, 2 de septiembre de 2010

Sin rumbo fijo.

A veces las cosas no salen como quieres aunque lo intentes mil veces.
Y no, aunque lo intente un número infinito de veces tampoco saldrán como deberían. O bueno, no como deberían de salir, sino como quiero que salgan...
A lo mejor es que las cosas no deberían de salir como quiero que salgan.
Ya vuelvo a rayarme.
Lo siento.

1 comentario:

Alejandra Otero dijo...

Las cosas suceden por algo, aunque nos frustremos porque no somos capaces de manejar todo aquello que nos gustaría. Pero todo eso, nos lleva al punto en el que estamos ahora, y hay dos opciones: estancarse o avanzar.

I love you.