Últimamente me siento como alguien que está fuera de lugar.
Pasan los días y a pesar de estar ocupados y de no tener realmente tiempo para
mí misma, creo realmente que me falta algo. Llámalo como quieras porque
realmente no tiene nombre.
El problema real surge cuando una que escribe, que además es
lo más ñoño del mundo, resulta que va viendo como sus amigos y conocidos se
van.
Y no me refiero a que se vayan de vacaciones, o fuera de
Madrid que también. Sino que se van lejos, mucho más lejos, y aunque muchos vayan
con promesas de volver sé a ciencia cierta que eso no es así. Algo que
por otro lado es lo mejor viendo cómo va el país.
Creo con fervor que las cosas aquí (en España vamos), van
mal. Muy mal, y a pesar de que algunos vean visos de luz a lo lejos yo lo único
que veo es una terrible oscuridad que incluye por ejemplo hipotecar mis
estudios para poder realizarlos.
¿Qué puedo hacer entonces? Aunque últimamente lo único que
haga sea cruzarme de brazos y añorar a los que se van deseándoles la mejor de
las suertes, me gustaría poder acabar mis estudios aunque sólo sea por aburrimiento.
Si bien eso no significa que el sentimiento de añoranza no
siga ahí, guardado en un rincón de mi corazón. Y que cuando mi Facebook me
recuerda día a día que algunos de mis mejores amigos se han ido a vivir fuera,
yo le puedo decir que tarde o temprano nos volveremos a ver.
Porque eso en el fondo es lo que me hace sonreír.
1 comentario:
Un abrazo muy fuerte, Sheila.
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