miércoles, 30 de abril de 2014

Pues vale


A veces creo que la gente no conoce a la gente. Nos pasamos horas con determinadas personas. Estamos durante semanas junto a ellas y en realidad no las conocemos, sino que creamos una manera de ser que encaje con la nuestra, como si fuera un puzzle perfecto que cuando lo miras de lejos en realidad ni siquiera tiene una forma parecida. Es de cajón. Todo el mundo me dará la razón. Y sin embargo caemos una y otra vez en los mismos fallos. 

Hay gente en mi vida maravillosa, no puedo estar siempre con todos ellos y tal vez no sea la mejor de las amigas, pero creo que son maravillosos. Pero también ha pasado gente por mi vida que parecía maravillosa y se ha quedado… En parecía.


Sin embargo en general mis pensamientos actuales, al igual que la mayoría de los que tengo normalmente no son más que pajas mentales. Y las cosas importantes son tan grandes que no las veo, como si me esforzara en ello.


Poner algo del rollo “hay que pensar en las cosas importantes” sería demagogia barata por mi parte pues para mí todo es importante, no sé dividir, no sé diferenciar.

Pero creo que nos deberíamos de esforzar por conocer a las personas, a las maravillosas para que sepan lo importante que son para nosotros, y a las que no lo son, para tener cuidado con ellas o separarse totalmente si la cosa se pone difícil.

No me hagáis caso, es la una de la mañana.

domingo, 20 de abril de 2014

W.I.T.C.H


Estaba yo la semana pasada haciendo esa pequeña parada entre el autobús y el metro cuando miré curiosa una de estas estanterías llenas de libros que cubren los rincones de Madrid estos días haciéndonos creer que la gente lee más allá del postureo, cuando mis ojos se vieron obligados a parar en unos cómics.

Eran los de las W.I.T.C.H



El verano pasado no pude evitar mirar mis viejas revistas y releerlas maravillada por las historias y segura de que de haber sido un manga shojo y no un cómic europeo pagado por Disney su éxito sería incluso mejor del que fue.

Ante el irrisorio precio y la calidad de los cómics (las ediciones de “planetajunior” de tapa dura, con varias historietas en su interior, y sin la horrible parte de revista), no pude evitar adquirir un par. Si puedo comprar el peor manga de la historia y leerlo sin problemas, también podía comprar W.I.T.C.H. Ya habría tiempo para deshacerme de ellas si no las quería.


Y claro, cuando empecé a leer las historias, empecé a recordar…



El pasado está ahí por más que nos moleste.


La primera vez que vi una W.I.T.C.H tenía catorce años y recuerdo que leía tanta basura como puedo leer ahora pero con la diferencia de que entonces me entraba más por los ojos. Recuerdo que me llamó muchísimo la atención con aquella portada y el colgante no excesivamente cutre que regalaban. Y recuerdo que a pesar de ser la rara de clase por leer cómics, fui la última en comprarla. Disney había utilizado a grandes autores italianos y les dio un pequeño toque manga para vender, conmigo lo consiguió, y no fui la única pues a pesar de entrar ya en una época donde las revistas quedaban en un segundo lugar, se convirtió en todo un top ventas.



Paso a paso y con energía.


La historia es tan típica que puede resultar aburrida incluso explicarla: Will llega nueva a una ciudad que no le gusta y con la que no llega a encajar del todo, allí conocerá a otras cuatro chicas distintas (hay que ser multirraciales, multiculturales y todos los multi que se os ocurran para niñas), juntas descubren que tienen unos poderes mágicos coincidentes con los elementos: “agua”, “aire”, “fuego”, “tierra” y “el poder que los une” (al que me gusta llamar “corazón”, para hacer coincidir con el “Capitán Planeta”). Tras este descubrimiento deciden llamarse “W.I.T.C.H”, acrónimo con las letras de sus nombres (Will, Irma, Taranee, Cornelia, y Hay Lin) y haciendo referencia a ese poder “mágico, casi de bruja”, que todas poseen. Más tarde averiguarán que son las guardianas de Kandrakar, la barrera que separa el mundo normal del metamundo, un mundo mágico más allá del nuestro.


Sin embargo más allá de un primer vistazo se descubría que W.I.T.C.H iba más lejos. Bajo los mágicos lápices de Alessandro Barbucci y Barbara Canepa, creadores también  de la controvertida Sky Doll, la historia de estas cinco chicas nos cuenta no sólo su mundo mágico, sino también todo lo que les rodea en su día a día, sus problemas en clase, su evolución en la adolescencia, y sus relaciones con amigos y familiares se entremezclan en un cóctel perfecto para adolescentes.



¿Y por qué dejé de comprarla?


Pues, por varios motivos. El que creo que es el más importante es el de que me hacía mayor, con casi dieciocho años que tenía cuando lo dejé, la historia no me hacía tanta gracia, ya no estaba hecha para mí, y mis escasos ahorros no soportaban la idea de que el número de páginas dedicadas al cómic menguaran para dar paso a los consejos de moda, maquillaje y chicos que nunca me han llamado la atención. También estaba el tema del dibujo, los lápices empezaron a dejar de ser mágicos, para mantenerse e ir dando altibajos con cada nuevo autor que llegaba a la revista. Por último el argumento flaqueó, no pudiendo soportar el peso de los otros fallos hasta resquebrajar también él mismo el cómic.



Mirando hacia el futuro.


Porque W.I.T.C.H tuvo más. A día de hoy, leyendo las historias que nunca leí, puedo seguir disfrutando de momentos buenos y momentos pésimos iguales que los de otras series que se estiran como el chicle. Y es que el cómic dio para mucho. Pues aunque en nuestro país dejó de publicarse en el número 132 y se saltaron la que muchos dicen que es una de las mejores sagas moderna de nuestras “brujas”, la saga de “Los Ragorlang”. En su país natal aguantó hasta los 139 números con el capítulo  "Per sempre nei nostri cuori", dando un punto y final algo flojo (a mí me ha dejado un poco fría), pero que a diferencia de otras series no sólo la finalizaba, sino que además dejaba tras ella un buen número de especiales, mangas, muñecos, serie (algo vergonzosa), videojuego, ropa, discos… Y seguidores de medio mundo que durante 11 años disfrutaron con la historia no tan corriente de cinco chicas mágicas.



¿Y a qué viene todo esto?

Tras leer de nuevo las revistas, quise saber cómo continuaba, qué más pasaba. Y tras hacer una búsqueda muy avanzada de la serie por Internet, descubrí que no sólo se sabe muy poco de la misma en español (a parte de las primeras revistas publicadas en nuestro país), sino que en otros idiomas la información está contada con cuentagotas, incluido en el propio italiano. Y creo que el cómic se merece más.

Y hasta aquí puedo contar.


Un ENLACE que he encontrado en un foro con todos los tomos hasta el 127 para los que sepáis inglés mejor que yo.


Y ya sabéis, cualquier duda, pregunta o queja, aquí me tenéis.




(A mí siempre me gustó más Elyon)




domingo, 13 de abril de 2014

El culebrón de EDT/Glénat



Editores de Tebeos.

Cuando una buena editorial, se queda en editorial y de ahí en nada.



Llevo casi dos semanas pensando en cómo escribir este post y creo que lo mejor es remontarnos a cuando EDT (Editores De Tebeos) era Glénat y cuando Glénat empezó.

Tú antes molabas

A pesar de que la editorial Glénat remonta su andadura desde principios de los 90 en nuestro país, voy a empezar por una fecha que para mí marcaría un antes y un después: 1999, el año en que Glénat compró los derechos de Rurouni Kenshin y comenzó a editarla, haciendo que muchos fans como una servidora estableciesen las bases que muchas otras editoriales no habían comenzado bien (véase los mangas “otoño” de Planeta, donde las hojas se caían un par de meses después de haberlos comprado, los tomos excesivamente caros de Norma (aún recuerdo con temor aquellos precios desorbitados de “RG Veda), y las ediciones de grapa y tomo fino que nos llenaban los kioskos intentando hacernos pensar que comprábamos cómic americano o retrayéndonos a aquella época de las series de color de Dragon Ball que no tuvieron el mismo éxito con el nuevo cómic japonés.
La gente pedía buenas ediciones de los mangas y Glénat las trajo, a un precio de 1200 pesetas todos podíamos tener una edición idéntica a la japonesa, qué vale, en el caso de Kenshin no era una edición demasiado bonita, pero los de Glénat se lo curraron, pusieron empeño en que sus ediciones saliesen bien y lo consiguieron. Muchas editoriales siguieron el ejemplo de tomos con sobrecubiertas a precios asequibles y las nuevas editoriales también lo hicieron.

Yo siempre aposté por Glénat.

No sé si es porque eran franceses, porque Norma se me atragantaba, porque Planeta siempre me ha parecido el malo final de una película o porque Ivrea estaba naciendo. Pero Glénat molaba. A pesar de los problemas que había tenido con series como “Black Jack”, se arriesgaron a volver a publicarla con todos los tomos a pesar de los costes que significaron los últimos números por sus bajas ventas, y eso era para aplaudir.

Hasta principios de 2012.

Resulta que Glénat España llevaba meses desvinculada de Glénat Francia, pero hasta ese momento no habían cambiado el nombre de la editorial. Aquello chrriaba, no es que me molestasen sus motivos de la decisión de no hablar hasta aquel momento, que al parecer eran sobre todo no asustar y no cambiar el nombre a los tomos para que los coleccionistas no se enfadasen, algo que con el paso de los años entiendo perfectamente. Si no que… Parecían excusas. Pero sólo era un cambio de nombre ¿Por qué asustarse? Como ellos mismos decían, no querían dar publicidad a Glénat puesto que ya no eran ellos. Lo estaban haciendo bien.

Cuesta abajo.

La nueva EDT nos avisaba de sus cambios, uno de los cuales era no poder mantener series que publicaba desde hace tiempo, ponían de ejemplo la serie “Gintama”, según la cual explicaban que cada tomo que sacaban al mercado les suponía unos costes de unos 3000 euros en pérdidas que sólo se podían mantener con las ventas de la gallina de los huevos de or… “Naruto”.
Tras esto aparecieron varios packs en las librerías y tiendas especializadas con series descatalogadas o números de almacén de los que querían deshacerse a un precio demasiado barato. Para muchos fue como una especie de Navidad adelantada.

¿Shueisha? Tampoco es tan importante.

A finales del 2012 EDT anunció lo que nadie se esperaba. Después de catorce años de relación con la conocida editorial nipona Shueisha, (que entre otras lleva las series de la revista Shonen Jump), EDT se veía obligada a deshacerse de todas sus series estuviesen o no terminadas. Cual piñata el resto de editoriales de nuestro país se dividió las obras de más valor, como Naruto o la nueva edición de Kenshin, que curiosamente era la que conmemoraba las relaciones entre EDT y Shueisha. Otras series no tuvieron la misma suerte, teniendo que rendirse de nuevo a los packs que adelantaron otra vez la Navidad.

Pendientes de un hilo.

A pesar de todos estos contratiempos la editorial seguía a pie a duras penas y muchos defendían a la misma argumentando que aún había esperanza con obras como Berserk… Hasta mediados del 2013.

Resulta que los traductores Marc Bernabé y Verónica Calafell nos hicieron saber que no eran los responsables de las traducciones de los números que salieron de Berserk y de las obras de Shintaro Kago así como muchas otras de EDT desde esa fecha. También aclararon que no volverían a traducir nada de aquello mientras lo siguiera manteniendo EDT

¿Qué estaba pasando? ¿Qué demonios sabía todo el mundo que los lectores no comprendíamos?

Además, coincidiendo con el pasado Salón del Manga de Barcelona, nos enteramos que la Editorial Gâijin (los manga dibujados por hispanohablantes de EDT) ha sido paralizada. Keny Ruiz había vendido los derechos de su obra a Norma ¿pero los demás seguían ahí no? Además la editorial había apostado muy fuerte por ellos, tanto que se armó una buena porque el cartel del Expomanga del año pasado estuviera dibujado por ellos haciendo publicidad…

Mudanzas… ¿Y desapariciones?

Que EDT cambia de edificio y los que viven cerca están de suerte, otra vez ventas de mangas a peseta el kilo. Todo va bien y se repite al mes siguiente iniciando el año 2014… O no. Pocos días después de que la editorial anunciase en su Twitter que volvían a estar de saldo. Joan Navarro contesta con un tajante “No habrá ninguna liquidación ni más rebajas. Se acabó”.

Y llega febrero con incertidumbres sin poder esclarecerse, pues la página web ya no existe.

Sin embargo sigue existiendo el Twitter, el Facebook y El Salón Del Cómic de Granada está cerca y EDT pretende ir. ¿Contestaría Joan Navarro a todas las preguntas?

Pues no. No sólo no las contesta, sino que además echa balones fuera dejándonos claro una cosa: EDT no seguirá con el manga.

¿Y qué pasa con el último tomo de “La Espada del Inmortal”? ¿Y con el último de “Fushigi Yugi Gembu Kaiden”?

Pues que no se van a publicar a no ser que quiera otra editorial. Algo que deja colecciones huérfanas y caras de pocos amigos.

¿Y a quién me quejo?

A nadie, porque ni el Facebook, ni el Twitter, están activos. Y en el blog de Joan Navarro parece como si nada de esto hubiera existido.

Reflexiones y demás.

Y aquí era donde yo quería llegar. Mangaline fue una dura pérdida, puede que no todos estuviéramos contentos con la editorial, con sus ediciones o con las decisiones que tomaron, pero hasta el último momento intentaron aguantar y nos avisaron de hacia dónde iba la editorial… Aunque fuese hacia abajo.

Sin embargo Glénat (a la que lleva siendo demasiado poco tiempo EDT como para que me sienta cómoda llamándola así), ha ido en espiral hacia abajo, intentando aparentar una sensación de buen trabajo que en realidad no existía y creyéndose que somos tontos con declaraciones del tipo “Somos una editorial más madura”, para explicar por qué dejan el manga (excepto a Kago), en vez de sincerarse de una vez con los lectores de todas las edades explicándonos qué han hecho y sobre todo POR QUÉ.