Editores de Tebeos.
Cuando una buena
editorial, se queda en editorial y de ahí en nada.
Llevo
casi dos semanas pensando en cómo escribir este post y creo que lo mejor es
remontarnos a cuando EDT (Editores De Tebeos) era Glénat y cuando Glénat empezó.
Tú antes molabas
A pesar
de que la editorial Glénat remonta su andadura desde principios de los 90 en
nuestro país, voy a empezar por una fecha que para mí marcaría un antes y un
después: 1999, el año en que Glénat compró los derechos de Rurouni Kenshin y
comenzó a editarla, haciendo que muchos fans como una servidora estableciesen
las bases que muchas otras editoriales no habían comenzado bien (véase los
mangas “otoño” de Planeta, donde las hojas se caían un par de meses después de
haberlos comprado, los tomos excesivamente caros de Norma (aún recuerdo con
temor aquellos precios desorbitados de “RG Veda), y las ediciones de grapa y
tomo fino que nos llenaban los kioskos intentando hacernos pensar que
comprábamos cómic americano o retrayéndonos a aquella época de las series de
color de Dragon Ball que no tuvieron el mismo éxito con el nuevo cómic japonés.
La
gente pedía buenas ediciones de los mangas y Glénat las trajo, a un precio de
1200 pesetas todos podíamos tener una edición idéntica a la japonesa, qué vale,
en el caso de Kenshin no era una edición demasiado bonita, pero los de Glénat
se lo curraron, pusieron empeño en que sus ediciones saliesen bien y lo
consiguieron. Muchas editoriales siguieron el ejemplo de tomos con
sobrecubiertas a precios asequibles y las nuevas editoriales también lo
hicieron.
Yo siempre aposté
por Glénat.
No sé
si es porque eran franceses, porque Norma se me atragantaba, porque Planeta
siempre me ha parecido el malo final de una película o porque Ivrea estaba
naciendo. Pero Glénat molaba. A pesar de los problemas que había tenido con
series como “Black Jack”, se arriesgaron a volver a publicarla con todos los
tomos a pesar de los costes que significaron los últimos números por sus bajas
ventas, y eso era para aplaudir.
Hasta
principios de 2012.
Resulta
que Glénat España llevaba meses desvinculada de Glénat Francia, pero hasta ese
momento no habían cambiado el nombre de la editorial. Aquello chrriaba, no es
que me molestasen sus motivos de la decisión de no hablar hasta aquel momento,
que al parecer eran sobre todo no asustar y no cambiar el nombre a los tomos
para que los coleccionistas no se enfadasen, algo que con el paso de los años
entiendo perfectamente. Si no que… Parecían excusas. Pero sólo era un cambio de
nombre ¿Por qué asustarse? Como ellos mismos decían, no querían dar publicidad
a Glénat puesto que ya no eran ellos. Lo estaban haciendo bien.
Cuesta abajo.
La
nueva EDT nos avisaba de sus cambios, uno de los cuales era no poder mantener
series que publicaba desde hace tiempo, ponían de ejemplo la serie “Gintama”,
según la cual explicaban que cada tomo que sacaban al mercado les suponía unos
costes de unos 3000 euros en pérdidas que sólo se podían mantener con las
ventas de la gallina de los huevos de or… “Naruto”.
Tras
esto aparecieron varios packs en las librerías y tiendas especializadas con
series descatalogadas o números de almacén de los que querían deshacerse a un
precio demasiado barato. Para muchos fue como una especie de Navidad
adelantada.
¿Shueisha? Tampoco
es tan importante.
A
finales del 2012 EDT anunció lo que nadie se esperaba. Después de catorce años
de relación con la conocida editorial nipona Shueisha, (que entre otras lleva
las series de la revista Shonen Jump), EDT se veía obligada a deshacerse de
todas sus series estuviesen o no terminadas. Cual piñata el resto de
editoriales de nuestro país se dividió las obras de más valor, como Naruto o la
nueva edición de Kenshin, que curiosamente era la que conmemoraba las
relaciones entre EDT y Shueisha. Otras series no tuvieron la misma suerte,
teniendo que rendirse de nuevo a los packs que adelantaron otra vez la Navidad.
Pendientes de un
hilo.
A pesar
de todos estos contratiempos la editorial seguía a pie a duras penas y muchos defendían
a la misma argumentando que aún había esperanza con obras como Berserk… Hasta
mediados del 2013.
Resulta
que los traductores Marc Bernabé y Verónica Calafell nos hicieron saber que no
eran los responsables de las traducciones de los números que salieron de
Berserk y de las obras de Shintaro Kago así como muchas otras de EDT desde esa
fecha. También aclararon que no volverían a traducir nada de aquello mientras
lo siguiera manteniendo EDT
¿Qué
estaba pasando? ¿Qué demonios sabía todo el mundo que los lectores no comprendíamos?
Además,
coincidiendo con el pasado Salón del Manga de Barcelona, nos enteramos que la
Editorial Gâijin (los manga dibujados por hispanohablantes de EDT) ha sido
paralizada. Keny Ruiz había vendido los derechos de su obra a Norma ¿pero los
demás seguían ahí no? Además la editorial había apostado muy fuerte por ellos,
tanto que se armó una buena porque el cartel del Expomanga del año pasado
estuviera dibujado por ellos haciendo publicidad…
Mudanzas… ¿Y
desapariciones?
Que EDT
cambia de edificio y los que viven cerca están de suerte, otra vez ventas de
mangas a peseta el kilo. Todo va bien y se repite al mes siguiente iniciando el
año 2014… O no. Pocos días después de que la editorial anunciase en su Twitter
que volvían a estar de saldo. Joan Navarro contesta con un tajante “No
habrá ninguna liquidación ni más rebajas. Se acabó”.
Y llega febrero con incertidumbres sin poder esclarecerse,
pues la página web ya no existe.
Sin embargo sigue existiendo el Twitter, el Facebook y El
Salón Del Cómic de Granada está cerca y EDT pretende ir. ¿Contestaría Joan
Navarro a todas las preguntas?
Pues no. No sólo no las contesta, sino que además echa
balones fuera dejándonos claro una cosa: EDT no seguirá con el manga.
¿Y qué pasa con el último tomo de “La Espada del Inmortal”? ¿Y
con el último de “Fushigi Yugi Gembu Kaiden”?
Pues que no se van a publicar a no ser que quiera otra
editorial. Algo que deja colecciones huérfanas y caras de pocos amigos.
¿Y a quién me quejo?
A nadie, porque ni el
Facebook, ni el
Twitter, están
activos. Y en el blog de
Joan Navarro parece como si nada de esto hubiera
existido.
Reflexiones
y demás.
Y aquí
era donde yo quería llegar. Mangaline fue una dura pérdida, puede que no todos estuviéramos
contentos con la editorial, con sus ediciones o con las decisiones que tomaron,
pero hasta el último momento intentaron aguantar y nos avisaron de hacia dónde
iba la editorial… Aunque fuese hacia abajo.
Sin
embargo Glénat (a la que lleva siendo demasiado poco tiempo EDT como para que
me sienta cómoda llamándola así), ha ido en espiral hacia abajo, intentando
aparentar una sensación de buen trabajo que en realidad no existía y creyéndose
que somos tontos con declaraciones del tipo “Somos una editorial más madura”,
para explicar por qué dejan el manga (excepto a Kago), en vez de sincerarse de
una vez con los lectores de todas las edades explicándonos qué han hecho y
sobre todo POR QUÉ.