“Yo te quiero más. No, yo te quiero más. No, yo te quiero
más…”
Espiral al infinito.
Estaba el viernes pasado con mi novio sentada en un aplaza
de Madrid practicando uno de mis deportes favoritos: Cotillear a los
transeúntes. Cuando de pronto veo algo clásico en la fauna madrileña, una
pareja. La cosa es que la pareja había aprendido a mirarse y así estuvieron
cerca de veinte minutos, mirándose apasionadamente mientras se olían el
aliento.
Muchos diréis ¿y qué? ¿Qué problema hay? Pues hay un chico y
una chica jóvenes de pie en medio de una plaza aprendiendo lo que es el amor
con el principio del otoño… Y una chica de su edad a su lado mirando el móvil.
Claro algunos pensaréis lo mismo que pensó mi novio en ese momento: “Será una
chica que simplemente está ahí, no tendrá nada que ver con ellos”
Mec. Error.
Pues no. La joven, una chica vestida de negro como sus dos
acompañantes, estaba de pie a su lado mirando inquieta y atenta el móvil.
Durante 20 largos minutos.
Cuando vi que realmente lo que pensaba era cierto alcé la
mano y dije en alto“ ¿Le invitamos a un café? En serio, que paren ya que me dan
vergüenza. Invitémosla a un café y que ellos se vayan donde quieran”.
Un poco de respeto. Amiga de pareja, la próxima vez te invito a un café.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Angelita, que le toco estar de sujetavelas. Es tan fastidioso... (soy Eva, por cierto)
Tuve taaaaaaaaaaaaaaaaaaantas ganas de invitarle a tomar algo. Y decirle "con amigos como estos, en serio..."
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